México - Mito Maya - El hombre que se hizo Sol
Para grupo N° 1
La civilización Maya habitó una vasta región ubicada
geográficamente en el territorio del sur-sureste de México, específicamente en
los cinco estados de Campeche, Chiapas, (lugar donde se ubica la ciudad
principal), Quintana Roo, Tabasco y Yucatán; y en los territorios de América
Central de los actuales Bélice, Guatemala, Honduras y El Salvador, con una
historia de aproximadamente 3000 años. El siguiente mito fue tomado de la obra
Guerreros, Dioses y Espíritus de la Mitología de América Central y Sudamérica,
de Douglas Gifford.
Una calurosa tarde iba un hombre caminando por el
bosque cuando decidió descansar en las ramas de un gran árbol. Trepó, pues, se
acomodó entre las hojas, y rápidamente se quedó dormido. Mientras dormía, se
hizo de noche; y una banda de ladrones acampó bajo el árbol. Encendieron una
hoguera, asaron carne, comieron y se echaron a dormir.
Sus ronquidos sonoros, que denotaban satisfacción,
despertaron al hombre que estaba en las ramas, sobre las cabezas de los
ladrones, y se bajó de allí para echar un vistazo. Calentó sus manos en el
fuego, y, sin hacer el menor ruido, probó un poco de la carne que aquellos
hombres dejaron sobre los rescoldos. Como le gustó, decidió comer un trozo más,
y otro, hasta que la acabó.
Después miró en torno suyo, a ver qué encontraba, y
enseguida descubrió un arca de madera, que los ladrones habían robado. Al
abrirla vio hermosas ropas, hechas con el más fino algodón, tejidas y
teñidas, 'y bordadas con los más llamativos colores. El hombre se probó
prenda tras prenda, contoneándose a la luz de la hoguera con los brazos
extendidos para mejor admirar los colores, acariciando contra su cara aquellos
finos tejidos. Los ladrones, mientras tanto, seguían roncando alrededor de la
hoguera.
En el fondo del arca encontró el hombre una hermosa
capa roja, que puso amorosamente sobre sus hombros. Y en ese instante sucedió
un prodigio: Sus pies empezaron a moverse por sí mismos, ejecutando delicados
pasos de baile que él, hasta entonces, ignoraba. Danzaba cada vez más veloz, más
salvaje y descontroladamente; se agachaba y brincaba, gritando, y
luego saltaba en el aire para volver a caer, dando coces con los dos pies al
tiempo.
Uno de los ladrones, perturbado por el ruido, abrió
los ojos y volvió a cerrarlos de inmediato.
—¡Qué sueño tan horrible! —se dijo; y continuó
pensando—. ¿De veras será un sueño? Un hombre vestido de rojo
resplandeciente bailando como un loco junto a la hoguera...
Abrió el ladrón un ojo, nada más, para no sufrir
una impresión mayor. Allí estaba otra vez. Allí estaba aquel hombre salvaje,
bailando junto al fuego y vestido con una capa muy roja y brillante.
El ladrón dejó escapar un grito escalofriante, que
despertó a sus compañeros.
—¡Es el espíritu de las montañas! —se dijeron los
unos a los otros—. ¡Ha venido a devorarnos!
Entonces, movidos por el pánico, echaron a correr y
se perdieron en el bosque.
El hombre que danzaba no se enteró de nada; siguió
bailando, alejándose del fuego, por entre los árboles, hasta llegar al borde de
un precipicio que parecía separar el cielo de la tierra. Sin vacilación alguna
el hombre bailó sobre el filo del precipicio, hasta caer, al fin, en una
oscuridad infinita. Sin embargo, en lugar de desaparecer en el abismo, la
danzarina figura pareció flotar en el espacio por unos momentos y luego, con la
capa revoloteándole sobre los hombros, comenzó a remontarse por los aires. Voló
tan alto y tan alto, que no parecía un hombre con una capa roja, sino un
círculo rojo en el cielo. Ascendió más y más, para irradiar, en su vuelo, un
brillo que tornaba el aire cálido. El bailarín se había convertido en sol.
Mama Cocha
Para Sarita
Era la diosa
de la lluvia, el agua y el mar en la mitología inca. Esposa del dios creador
Viracocha. Era la diosa más antigua del panteón inca, adorada especialmente por
los pueblos pescadores del imperio y se le consideraba la proveedora de la
buena salud. Representaba todo lo que tenía que ver con la feminidad.
Era una de las
cuatro madres elementales que coincidían con los cuatro elementos aire, agua,
fuego y tierra, por supuesto esta era la madre identificada con el agua. Vivía
en el Hanan Pacha (mundo de arriba) con las otras deidades del panteón inca.
En un mito se
le atribuía un papel parecido al de su marido Viracocha como venida del cielo
para enseñar a los hombres las cosas necesarias para la vida como la
construcción de edificios, puentes, casas o las técnicas de la agricultura. En
esta leyenda se la representaba como una mujer hermosa y pálida.
Las Aclla, vírgenes
del sol
Para grupo N° 2
Para
proporcionar el mejor culto posible al dios Sol, además de sus diversas clases
de sacerdotes, los incas habían instituido una importante institución de
vírgenes dedicadas a su servicio, conocida como Intip Chinán, en la que
ingresaban las niñas elegidas en su infancia (a los ocho años) para convertirse
en acllas tras un estricto noviciado que cubría los primeros años de su
estancia conventual, bajo la dirección de una superiora, Mama Cuna, educadora,
vigilante y examinadora de las jóvenes sometidas a su tutela. Dígase que
también Mamacunas (las elegidas) era el nombre del templo de las Aclla. Pero
esta profesión religiosa no era sólo una llamada o una obligación para acudir
forzosamente al servicio de la religión, sino que se trataba más bien de una educación
selectiva y esmerada para las jóvenes de las clases superiores, puesto que, una
vez llegadas a la edad núbil, entre los trece y los quince años de edad,
pasaban a ser "presentadas en sociedad", para ser las potenciales
prometidas de señores de la nobleza, ya que el período de servicio en el Inti
Chinán como aclla era también la garantía de la calidad de su linaje y el aval
de la mejor educación y, evidentemente, la mejor prueba exhibible públicamente
de su incontestable virginidad, puesto que no guardar la obligada castidad y,
sobre todo, ser sorprendida con un hombre significaba, para la vestal en
ejercicio, su inapelable condena a muerte, a una muerte cruelmente ejemplar,
dejándola que muriera de inanición, para que no fuera la mano del ser humano la
que matara a las sacerdotisas, sino el abandono. Este castigo, muy similar al
aplicado a las vestales romanas consideradas impuras, era también tan duro como
todos los que se aplicaban a las vírgenes escogidas para el servicio de los
dioses, en todas las demás latitudes con las vestales infieles, como una
extensión del máximo castigo que siempre se ha aplicado exclusivamente a las
mujeres infieles en la religión o en la vida matrimonial, sin que se haya hecho
nunca que sea norma una contrapartida similar para los mucho menos castos
hombres de religión, cualquiera que sea la doctrina considerada. Dígase también
que parece ser que, si se llegaba a producir un embarazo de una de las aclla,
siempre que no hubiera pruebas en contra de la exigida adhesión a la norma
estricta de la virginidad requerida, se consideraba que tal embarazo había sido
realizado por la explícita voluntad y personal acción del dios Sol y,
automáticamente, el yo que tuviera la vestal, era considerado privilegiado hijo
del dios solar y, como tal, recibía un trato de favor para el resto de sus
días.
PopolVuh
La creación
Para grupo N° 3
Primero todo
era silencio, había mucha calma. No había nada que estuviera en pie en toda la
faz de la tierra, solo existía el mar en reposo y un cielo apacible.
Todo era
oscuro, solo Tepeu y Gucumatz(progenitores)estaban en el agua rodeados de
claridad. Ellos son los que disponen de la creación de árboles, bejucos,
nacimiento de la vida y del hombre. Se formó el corazón del cielo.
Mediante su
palabra ellos hicieron emerger la tierra. dijeron "tierra" y esta fue
hecha. Así sucesivamente surgieron el día y la noche, las montanas y valles,
brotaron pinares. También se crearon las corrientes de agua y los arroyos
corrieron libremente.
Luego crearon
a los animales, los venados, pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras,
víboras, guardianes de los bejucos entre otros. Estos fueron hechos para cuidar
a los árboles y a las plantas. Los animales se dispersaron y se multiplicaron,
pero los creadores les dieron sus moradas respectivas, mar, tierra o aire.
Luego los
creadores les dijeron que hablaran para que alabaran a sus creadores(a ellos),
pero estos animales no hablaban, solo emitían graznidos, chillaban o
cacareaban. Entonces estos creadores los cambiaron de hogar porque no
conseguían que los adoraran ni que los veneraran. Hicieron un segundo intento
pero estos tampoco hablaron, y por lo tanto fueron condenados a ser comidos y
matados.
Ante este
fracaso de que los animales no los veneraban, ellos se dijeron que tenían que
crear antes del amanecer algún ser que los venerara, por lo tanto quisieron
hacer al hombre. Para esto tuvieron varios intentos:
En este
intentaron hacer al hombre de barro, no se podía sostener, no podía andar ni
multiplicarse y se deshizo.
Luego trataron
con madera, lo cual fue un gran avance, ya que hablaban y se multiplicaban,
pero estos no tenían memoria(por lo tanto no se acordaban de su creador),
entendimiento, caminaban sin rumbo y andaban a gatas. Estos fueron los primeros
que habitaron la faz de la tierra, pero con el diluvio creado por el corazón de
cielo estos murieron. Los que se salvaron se escondieron y se convirtieron en
Gnomos.
De tzite se
hizo el hombre, y la mujer de españada , pero estos no pensaban ni hablaban.
Fueron aniquilados con resina y fueron desfigurados por las piedras de moler.
Esto fue en castigo por no haber pensado ni en su madre, ni en su padre.
Poco faltaba
para que el Sol, la Luna y las estrellas aparecieran sobre los creadores cuando
descubrieron lo que en verdad debía entrar en la carne del Hombre. El Yac ,
Utiu , Quel y Hoh fueron los que trajeron la comida para la formación del
hombre. Esta comida se convirtió en sangre, y así entro el maíz por obra de los
progenitores. Los hombres que fueron creados fueron cuatro: Balam-Quitze,
Balam-Acab, Mahucutah y Iqui-Balam.
"Estos
son los nombres de nuestras primeras madres y padres."
La creación
Mitología Nórdica
Para grupo N° 4
En un
principio sólo existía el vacío. No había océano que ocupara su vasto imperio,
ni árbol que levantase sus ramas o hundiera sus raíces. Más al norte allá donde
el abismo, se formó una región de nubes y sombras llamadas Niflheim. En el sur
se formó la tierra del fuego, Muspellsheim. Los doce ríos de pura agua glacial
que trascurrían desde Niflheim hasta encontrarse con los correspondientes de
Muspellsheim llevaban amargo veneno y pronto se solidificaron. Cuando las
heladas aguas del norte tocaron sus rígidos cuerpos serpentinos, el abismo se
llenó de gélida escarcha.
Con el aire
cálido que soplaba desde el sur empezó a derretir la escarcha y de las amorfas
aguas surgió Ymir, un gigante de escarcha, el primero de todos los seres
vivientes.
Del hielo
surgió una gran vaca llamada Audumla. E Ymir apagó su sed en uno de los cuatro
manantiales de leche que fluían de la criatura. Cada uno de estos seres
primarios tuvieron hijos de forma asexual: Ymir a partir de su propio sudor y
Audumla lamiendo el hielo. El matrimonio de Bestla, hija de Ymir, con Bor,
nieto de Audumla, trajo a los tres dioses, Odín, Vili y Va, quienes muy pronto
se volvieron en contra de la raza de los gigantes exterminándolos a todos menos
a dos, que escaparon para perpetuar la raza. Al calmarse el caos resultante del
desbordamiento, al derretirse el hielo, los tres dioses sacaron el cuerpo
inerte de Ymir fuera de las aguas y crearon la tierra, a la que llamaron
Midgard, la Principal Morada. De los huesos de Ymir se crearon las montañas y
su sangre llenó los océanos. Su cuerpo se convirtóo en tierra y sus cabellos en
árboles. Con su calavera los dioses formaron la bóveda de cielo, que atestaron
de brillantes chispas de los fuegos de Muspellsheim. Estas chispas son las
estrellas y los planetas.
Del suelo
brotó Yggdrasilll, el gran fresno, cuyas poderosas ramas separaban los cielos
de la tierra y cuyo tronco constituía el eje del universo. De hecho en algunas
leyendas Yggdrasill es el mundo mismo. Nadie podría narrar su grandeza. Sus
raíces se hincan en las profundidades, más allá de las raíces de las montañas y
sus perennes hojas atrapan las estrellas fugaces según pasan.
Son tres sus
raíces. La primera llega hasta Nifheim, tierra de sombras o infierno y toca la
fuente Hvergelmir de donde mana los doce ríos de la región del Norte. La
segunda entra en la tierra de los gigantes helados y bebe de la fuente de
Mimir, fuente de toda sabiduría. La tercera se extiende por lo cielos donde
discurre la fuente de Urd, el más sabio de los Nornos.
Muchas fuerzas
atacan al sagrado fresno. Cuatro ciervos mordisquean los nuevos brotes antes de
que reverdezcan. El corcel de Odín, Sleipnir, pace en su follaje. La cabra
Heidrun se alimenta de sus hojas. Pero lo peor de todo es la serpiente Nidhogg,
un enorme monstruo que roe incesantemente sus raíces. Solamente el amor de los
Nornos lo mantiene en buen estado. Día a día cogen agua de la fuente de Urd y
la vierten en Yggdrasill para mantenerlo floreciente.
De los gusanos
del cuerpo pútrido de Ymir, los dioses crearon la raza de los enanos,
destinados a morar en las profundidades de la tierra durante toda la eternidad.
Como todos ellos han sido creados, no pueden procrear. Cuando muere un enano,
princesas enanas, creadas para este fin modelan un nuevo enano con piedras y
tierra.
El hombre y la
mujer fueron creados a partir de los troncos de dos árboles inertes. Odín les
infundió la vida. El dios Hoenir les dotó de alma y capacidad de juicio. Lodur
les dio calor y belleza. El hombre fue llamado Ask (de Ash, ceniza) y la mujer
Embla (parra), y de ellos desciende la raza humana
El nombre secreto de Ra
Para grupo N° 5
No olvidemos
que el poder de Ra estaba en su nombre secreto. Si alguien lo descubría, Ra
dejaría de reinar. Ra sabía esto y lo mantenía oculto en su corazón. Solo
utilizando grandes poderes mágicos se podría conocer.
Isis conocía
todos los secretos del cielo y de la tierra, pero lo que no conocía era el
nombre secreto de Ra y se propuso descubrirlo.
Ra, era muy
viejito. Caminaba con dificultad. Su cuerpo entero temblaba. Sus palabras se
escuchaban entrecortadas y como la mayoría de los ancianos, babeaba.
Isis comenzó a
seguirlo a escondias y cuando una gota de la baba de Ra cayó sobre la tierra
formando barro, ella lo recogió y modeló una serpiente. Colocó la serpiente
cerca del camino y cuando Ra paseaba, la serpiente lo mordió y luego huyó a
ocultarse.
El veneno
corrió rápidamente por el cuerpo de Ra, provocándole un dolor hasta ahora
desconocido. Ra gritó con todas sus fueras y los dioses corrieron a su
encuentro.
Ra estaba
desconcertado. Sentía que un fuego lo quemaba por dentro y no encontraba explicación
a lo sucedido.
Los dioses
convocados, lloraban y se lamentaban por lo sucedido. Entre estos dioses, se
encontraba la astuta Isis que se acercó preguntando:- ¿Qué sucede padre
todopoderoso? ¿Acaso te ha mordido una de las serpientes que has creado?
Ra
respondió:-Me ha mordido una serpiente que yo no he creado. No puedo dejar de
temblar. Siento que un fuego abrasador me quema por dentro y me devora.
Isis se acercó
con dulzura y le dijo al oído:- Si me dices tu nombre secreto, podré hacer uso
de mis poderes mágicos y podré sanarte.
Ra respondió:
-Yo soy el que hizo el cielo y la tierra. El que creó las aguas, los vientos,
la luz, la oscuridad. Soy el creador del gran río Nilo. Yo soy Khepera por la
mañana, Ra al mediodía y Tum al atardecer.
Isis respondió:
- Tú sabes bien, padre todopoderoso, que esos nombres son conocidos por todos.
Lo que yo necesito para curarte es tu nombre secreto.
Ra la tomó de
la mano y le susurró al oído: Antes que mi nombre pase de mi corazón al tuyo,
júrame que no se lo dirás a nadie salvo al hijo que tendrás que se llamará
Horus. Y Horus deberá jurar que el nombre permanecerá en él por siempre. No se
lo debe comunicar ni a otros dioses ni a otros hombres.
Isis realizó
su juramento y el conocimiento del nombre secreto pasó del corazón de Ra al
corazón de Isis.
Entonces, Isis
haciendo uso de todos su poderes mágicos dijo: Por el nombre que conozco,
ordeno que el veneno abandone el cuerpo de Ra para siempre.
El veneno
desapareció y Ra se sintió bien, pero dejó de reinar sobre Egipto. Encontró un
lugar en el cielo donde pasear siguiendo la trayectoria del sol.
Por las noches
se trasladaba al mundo subterráneo de Amenti, donde habitan los difuntos. En su
Barca llevaba las almas de los muertos que conocían a la perfección las
plegarias y las palabras que se debían decir para llegar al otro mundo.
Eros y psique
Para grupo N°6
La historia de Eros
y Psique tiene una larga tradición como cuento popular del antiguo mundo
grecorromano, mucho antes de que fuera escrita por primera vez en el siglo 2
DC, en la novela latina “El asno de oro” del poeta romano
Apuleyo. La propia novela tiene el estilo picaresco romano, aunque Psique y
Afrodita retienen su carácter griego, siendo Eros el único cuyo papel procede
de su equivalente en el panteón romano.
A esta historia se
la conoce como el “mito de Eros y Psique”. La palabra griega “Mythos” puede ser
traducida como narrativa, diálogo, argumento. Dice la escritora Gisela
Labouvie- Vief que refiere a aquellos aspectos del lenguaje y sus significados
que no pueden ser demostrados o formalizados, sino sólo vislumbrados a través
de la intuición. A pesar de su naturaleza elusiva, el mito guarda un
significado distintivo, que es sentido “orgánicamente” y no se alcanza a través
de la lógica, exuda sentido emotivo en vez de evidencia objetiva. “Mythos”
refiere al lenguaje de la poesía y de los sueños, un lenguaje que ofrece un
sentido psicológico en vez de lógico. Podemos alcanzar el significado del mito
a través de los sentidos, pero escapa a todo intento de definirlo o
justificarlo.
Eros
representaba el poder sobrecogedor del amor, que por su fuerza puede también
destruir.
El mito de
Eros y Psique narra la lucha por el amor y la confianza entre Eros (o Cupido) y
la princesa Psique. En la mitología, Eros representaba el poder sobrecogedor
del amor, que por su fuerza puede también destruir. La palabra “psyche” puede
ser traducida como “vida” y como “alma”.
Cuenta la
historia que hace mucho tiempo existió un rey y una reina que tenían tres
hijas. La menor, Psique, de tan deslumbrante belleza que era adorada por
los humanos como una reencarnación de la diosa Afrodita. La diosa, celosa
de la belleza de la mortal Psique, pues los hombres estaban abandonando sus
altares para adorar en su lugar a una simple mujer, ordenó a su hijo Eros que
intercediera para hacer que la joven se enamorase del hombre más horrendo y vil
que pudiera existir.
Por su parte, la
belleza no había traído a Psique felicidad alguna. Los hombres la idolatraban
de mil maneras, pero ninguno osaba acercársele ni pedir su mano. Los
preocupados padres consultaron al Oráculo de Apolo para determinar qué le
depararía el destino a su hija. Lejos de encontrar consuelo, el Oráculo predijo
que Psique se casaría en la cumbre de la montaña con un monstruo de otro mundo.
Psique aceptó amargamente su destino, y obedeciendo al Oráculo, sus padres la
llevaron hasta la cima de la montaña seguidos por una larga procesión, donde la
abandonaron en llanto para enfrentar a una muerte segura.
Así la encontró
el Céfiro (viento del Oeste), quien la elevó por sobre las montañas hasta
depositarla en un valle colmado de flores. Al despertar, Psique se internó en
el bosque cercano siguiendo el sonido del agua. Lo que encontró fue un hermoso
palacio, de indescriptible lujo y belleza, y voces sin cuerpo susurrando que el
palacio le pertenecía y que todos estaban allí para servirla. Esa noche,
mientras yacía en la oscuridad de su nueva alcoba, un desconocido la visitó
para hacerla su esposa. Su voz era suave y amable, pero él no se dejaba ver a
la luz del día, lo cual despertaba la curiosidad de Psique que deseaba conocer
su rostro.
La belleza no
había traído a Psique felicidad alguna
Con el paso
del tiempo Psique comenzó a sentir desasosiego, y sufría por sentirse sola.
Extrañaba a sus hermanas, a quienes no veía desde hace tiempo y esto le causaba
tristeza. Imploró entonces a su esposo que le permitiera recibir la visita de
sus hermanas, pero éste le advirtió que ellas tratarían de incitar su
curiosidad y la alentarían a intentar develar la identidad de su marido. Él le
advertía una y otra vez que no se dejara persuadir por sus hipócritas hermanas,
ya que el día en que ella viera su cara no lo volvería a ver y sería el día en
que acabaría su felicidad.
Finalmente,
Eros cedió ante las intensas y apasionadas súplicas de Psique y pidió al viento
Céfiro que acercara a las hermanas al palacio. Éstas, ante la visión de tanto
lujo y belleza, ardieron de celos y envidia ante la buena fortuna que había
tocado a su hermana. Secretamente, cada una de ellas comenzó a desmerecer lo
que a ellas mismas les había tocado en suerte, sus ancianos maridos, sus
mezquinas riquezas. Se fueron del palacio planeando cómo castigar a su hermana
y en su retorno, la convencieron de que su marido era una enorme y monstruosa
serpiente que esperaba al acecho para devorarla. Le sugirieron un detallado
plan de acción, que se basaba en esperar que el sueño venciera a su marido para
luego acercarse a él con una lámpara y un puñal y cortar su cabeza de serpiente.
Le contó que
él mismo desobedeció las órdenes de su propia madre al enamorarse de ella, pero
que ya todo estaba arruinado. Y así desplegó sus alas y se fue.
Esa misma
noche, Psique esperó a que su marido se durmiera junto a ella y encendió su lámpara
para observarlo. A quien vio fue al más hermoso de los dioses, el mismísimo
Eros. El cuchillo cayó de sus manos y mientras observaba extasiada esa imagen
gloriosa, una gota de aceite proveniente de la lámpara cayó en el hombro de
Eros. Éste despertó y librándose del abrazo y los lamentos de Psique, expresó
su decepción por la traición de Psique a su amor. Le contó que él mismo
desobedeció las órdenes de su propia madre al enamorarse de ella, pero que ya
todo estaba arruinado. Y así desplegó sus alas y se fue.
Psique
comienza entonces una búsqueda desesperada por encontrar a Eros que culmina en
su llegada al templo de Afrodita. Ésta, llena de ira y deseos de venganza,
rasga las vestiduras de Psique y le encomienda tareas imposibles como
clasificar miríadas de semillas distintas. Psique recibe ayuda de distintos
dioses y fuerzas de la naturaleza que hacen posible que complete estos
desafíos. Afrodita entonces inventa un nuevo castigo para Psique: ella debería
internarse en mundo subterráneo en busca de Perséfone, reina de los infiernos,
para rogarle que le diera un poco de su belleza dentro de un cofre. Sorteando
varias dificultades, Psique cumple con la tarea y comienza su viaje de vuelta
hacia la luz. En el camino, cae presa nuevamente de la curiosidad. Atraída por
el deseo de agradarle más a su amado adornándose de belleza divina, abre el
cofre e inmediatamente cae en un sueño mórbido.
Mientras
tanto Eros, recién recuperado de su herida, sale en búsqueda de su amada esposa
para despertarla de su sueño. Luego se dirige a visitar a Zeus para rogar al
Dios que tuviera compasión de Psique y la hiciera inmortal para que pudiera
vivir con él en los cielos. Zeus se compadeció de Eros y apaciguó a Afrodita
diciéndole que éste sería un casamiento digno de su hijo. Así es que ordenó el
casamiento de Eros y Psique, que duraría para siempre.
Según
Apuleyo, la hija nacida de ambos llevaría el nombre “Hedoné”, que significa
Placer.
Medusa y Perseo
Para séptimo grupo
Esteno,
Euriale y Medusa, eran unos monstruos terroríficos; poseían alas, unos dientes
poderosos y en la cabeza serpientes en lugar de cabellos. Su mirada era tan
terrible y espantosa que aquel que las contemplaba quedaba inmediatamente
petrificado. Excepto Medusa, las otras dos eran inmortales y vivían en el
límite más lejano del mundo, alejadas de todo, en los insondables abismos de la
noche y de la muerte. Por este motivo, Polidectes estaba convencido de que
Perseo no sobreviviría jamás a su misión. Pero Perseo, hijo de Zeus, era muy
amado y muy valioso para los dioses. El joven
de corazón valiente, emprendió el largo viaje para enfrentarse a las
aventuras que le esperaban. Llegó al lugar donde moraban las hermanas de las
Gorgonas, que habían nacido como mujeres muy ancianas; eran las guardianas de
las Gorgonas y sólo ellas conocían el camino que conducía hasta ellas.
El valeroso
joven les robó el diente y el ojo -las tres sólo poseían un único ojo que
utilizaban alternativamente-, que sólo devolvió cuando le indicaron el camino
que debía seguir. Pero el camino le conducía primero a las ninfas y éstas
entregaron tres objetos a Perseo, con los que podría cumplir su misión: unos
zapatos con alas, con los que podía volar por los aires, una bolsa mágica para
la cabeza de la Gorgona, y un yelmo que lo haría invisible.
LA LUCHA
CONTRA LAS GORGONAS: Tan pronto se lo colocaba, era invisible para todos. La
diosa Atenea le entregó además un espejo metálico intensamente brillante.
Perseo se sujetó los zapatos alados y dejó que el viento lo transportase hasta
el fin del mundo, allí donde habitaban los monstruos con las serpientes en la
cabeza. Las montañas eran allí altísimas, tanto que parecían acariciar el
cielo, y Perseo divisó unas figuras petrificadas que permanecían inmóviles en
medio de aquel paraje: un león que huía, que parecía mirar al vacío con sus
fauces abiertas, una persona ésta también en plena huida, también convertida en
piedra.
A la izquierda
y derecha del camino había animales, personas jóvenes y adultas, niños, como
cincelados por un escultor que pretendiese representar el pavor. Todos ellos
habían sido las inocentes víctimas de las Gorgonas; con sólo mirarlas habían
quedado petrificadas. Perseo se aproximó cautelosamente, internándose más y más
en las profundidades de una cueva; por precaución sujetó bien delante de su
rostro el espejo que Atenea le habla entregado, porque sólo reflejada en el
espejo podía mirar a Medusa si no deseaba, también él, verse convertido en
piedra. Percibió desde lejos una voz ronca y luego los silbidos de los
colúbridos; esperó hasta que llegase la noche y las Gorgonas se hubiesen
dormido; luego, con suma cautela, se aproximó cada vez más a ellas hasta
descubrir en el espejo la imagen de la Medusa. Desenvainó rápidamente su espada
y con un fuerte golpe le separó la
cabeza del tronco la cabeza rodó por el suelo. Su rostro, convenido en una
horrenda caricatura, miraba fijamente al vacío. Pero de la sangre que broto del
tronco de la Gorgona surgió, envuelto en tempestuosas nubes, el caballo alado
Pegaso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario